El día 20 de Noviembre, coincidiendo con el
aniversario de la muerte de un dictador, los españoles, haciendo uso de su
derecho y deber democrático, decidieron que la era Zapatero debía llegar a su
fin. La izquierda, brutalmente golpeada en las urnas, se resignaba y reconocía
los muchos errores cometidos durante la segunda legislatura socialista,
mientras que la derecha afrontaba con ilusión el reto de devolver España a un
puesto clave en el desarrollo. Promesas infinitas por cumplir que traían la
esperanza a un país severamente castigado por una crisis económica que explotó
en la cúspide de la pirámide pero que acabó desmoronando a la base, jodiendo a
los de siempre. Subir pensiones. Optimizar la sanidad y la educación sin mermar
su presupuesto. Mantener e incrementar derechos. Todo precioso. El programa
perfecto, la circunstancia perfecta. Mariano aparecía un mes después en el
Congreso para inaugurar la XI legislatura con una holgada mayoría absoluta. Ese
22 de Diciembre nos tocó a todos el Gordo.
Sería la última vez que lo veríamos en
semanas, en bastantes semanas. Esperaron a que nos comiésemos el turrón, a que
anduviéramos hartos para no aguarnos la fiesta. A principios de año, con Soraya
al frente, se ponen todos de acuerdo y nos
hacen saber que las cosas están peor de
lo que ellos pensaban. Que el gobierno de ZP, el eterno culpable, había
maquillado números. Que la casa tenía más mierda de la que habían esperado. ¡Pero
tranquis todos! los Sancti Popularii
vienen al rescate. La tremenda e inesperada herencia
socialista, el huevo que cagó una irreconocible izquierda durante cuatro
años, se convierte en el huevo de oro para el nuevo ejecutivo. La piedra
angular sobre la que justificarán todo lo que tenían en mente. El pilar encima del
que limpiarse el culo con el programa electoral que un mes antes les llevó al
gobierno.
Nunca antes un gobierno perdió intención de
voto en su primer mes de estancia. La sangría fue escasita. Pero hablar de ocho
puntos menos tras solo tres meses de mandato dice mucho – demasiado – sobre
lo que los propios votantes del PP opinan de lo que están haciendo. La palabra
mágica, el mantra con el que pretenden arreglarlo todo, es recortes. Contener el gasto y ahorrar. ¡Qué hay más lógico que esto!
En cualquier casa ajustadita el ahorro es la primera medida que ha de tomarse
para salir adelante. Pero, como decía Aristóteles, todo ha de venir en su justa
medida, quedar en el término medio. Y esta gente está podando todas las hojas
del árbol, no va a dejar ni una, y, sin fotosíntesis, el riesgo de muerte es mayor
que nunca. ¡Qué hay más lógico que esto! Marianico el Recorto mete la tijera en
Educación. Manolo, profesor, a la puta calle (lo que obliga a Pepita a hacinar
alumnos en el aula). Manolo al paro. Le da por llover, y el tejado de Manolo
gotea. Manolo prefiere poner un cubo y aguantarse hasta que el Espíritu Santo
arregle esto. Manolo no contrata un albañil. El constructor no tiene obras, ya
no necesita a sus empleados. Paquito a la puta calle. El niño de Paquito acaba
en mala hora el bachillerato y quiere estudiar. ¡Qué coño, si la Universidad está
más cara que nunca! Nace un nini a la fuerza. Y unos cuantos profesores de
facultad a la puta calle. Y la pescadilla se sigue mordiendo la cola mientras
los españolitos se muerden las uñas y se comen los mocos… Caerán educación (-3,000
millones), sanidad (-7,000 millones, ¡hola repago!), I+D+i (-25%) y cooperación
internacional (-40%). Pero ni hablar del peluquín de tocar a los aliados: el
ejército (-8%) seguirá paseando la cabra sin muchos problemas; la Casa del Rey
(-2%) seguirá tapando lo mejor que pueda los viajes a Botswana del Rey, y lo
que es peor, seguirán las prédicas de la Iglesia Católica (¡¡-0%!!) sobre ese
ser mitológico que es Jesús, y más cómodamente que nunca. ¡A lavar cocos se ha
dicho!
Pero no se han conformado con sacar la
tijera. En el nuevo gobierno se ha quitado la máscara hasta el señor Gallardón.
Un político que me encantaba, un hombre de centro-derecha, moderado de verdad,
respetable. Hasta que se ha puesto a decir tonterías y absurdeces sobre la
mujer: que si existe una violencia estructural (¿!) que empuja al aborto, que
si la mujer sólo es mujer completa cuando pare… Hicieron a ñicos esas máscaras
con una reforma laboral que pone a huevo el despido ¿para estimular la
contratación? y que nos aleja a los jóvenes del acceso al mundo laboral una vez
terminamos la carrera. Una reforma para
(que la CEOE consiga) gobernarlos a todos.
Y mientras que este huracán de medidas apenas ha sacudido los pocos pelos que
le quedan a Emilio Botín en la cabeza, mientras que a los que han estafado a
hacienda de gordo se les va a perdonar si traen a España el dinerito que han
blanqueado para que los banqueros disfruten de él, se esperan medio millón de
parados más para fin de año. Y los impuestos suben, a veces de forma
encubierta. Y hasta la Fundación de Cajas de Ahorro de España (FUNCAS) da
por hecha una pronta subida del IVA hasta el 25%.
Y como esto no hay quien se lo trague… ¡vamos
a controlar mentes lábiles! Y como ni Sálvame ni el enésimo Barça-Madrid
resultan suficientes para eclipsar semejante bulto, ¿qué mejor que asaltar la
radiotelevisión española? Volvemos al NO-DO. A los tiempos de Urdaci. Se acabó
la etapa más espléndida de una TVE que cae en picado desde que llegó Mariano al
gobierno. La TVE que, con Lorenzo Milá y Pepa Bueno, ha cosechado el premio
internacional a mejor informativo ¡del mundo! en 2009 y ha quedado en segundo
puesto en 2010 y 2011, superando, entre otros criterios, el de la
imparcialidad. Volvemos a los tiempos de ‘nah, esto son unos hilillos’ y del ‘se
han encontrado cintas del Corán al lado de los detonadores y Al-Jazeera ha recibido un vídeo de Ben
Laden reclamando la autoría del atentado… ¡pero ha sido ETA!’. La tele pública
se convierte en la alternativa a Intereconomía. Quién sabe, lo mismo en
Eurovisión 2013 Bertín Osborne se marca una canción sobre lo bello y hermoso
que es el arte del toreo…
España está hasta los huevos. Sus políticos
no dan la talla. La derecha se mata en las gráficas mientras que una oposición
sin rumbo no remonta el vuelo, y en vez de renovarse y proponer nuevas ideas y
nuevos líderes punteros, elije a los perdedores de las últimas elecciones (¿qué
hacen Vara en Extremadura y Rubalcaba en España al frente del PSOE?). Nadie
parece tener lo que hay que tener para aplacar al dragón de la crisis. Aznar
sembró el problema con la ley de suelo, Zapatero lo regó y abonó en vez de
verter herbicida y arrancar el asunto de raíz, y ahora Mariano usa las tijeras
para todo menos para podar la planta carnívora que ha crecido en este jardín y
que nos va a roer a todos. Sigue así, Mariano. Aúpa a los curas. Deja sin atención
sanitaria al sin-papeles. Priva a las clases media y baja de la educación
universitaria. Alimenta al gordo y deja morir al flacucho. Ríele las gracias a
la ultraderecha. Sigue así, que España pedirá pronto la cabeza de tu partido.
Mucho pronunciaste lo de ‘anticipar elecciones’, pero puede que lo escuches muy
pronto (¿en menos de un año en Extremadura?). Y que pase el siguiente, a ver si
a la tercera va la vencida…
Se buscan políticos de verdad. De los honestos
y buenos. De los que sirven al pueblo. De los que cumplen lo que prometen. De
los que explican sus decisiones. De los que dan la cara cuando hay problemas. De
los que ya no existen.