domingo, 17 de julio de 2011

Telele

 El veranito avanza, más bien fresco. Ya no aprieta el sol como lo hacía en otros tiempos, como lo hizo en los 90. Es una lástima porque a la gente se le quitan las ganas de salir a la calle, a hacer lo que sea. Como si fuera Octubre, muchos prefieren agazaparse en el sofá, incluso con una mantita (esa melancolía otoñal…) y darle al botón rojo del mando: comienza el espectáculo. Y el espectáculo es, según qué cadena, más o menos lamentable.

La tele en este país ya no es lo que era. Como el verano, que ya no es lo que era. Hace una década ponías la televisión y te encontrabas con programas para todos los públicos, programas más o menos blancos. Los que estábamos atravesando la infancia en aquella época todavía recordamos lo bien que lo pasábamos al frente del televisor, aunque hiciera rayitas, viendo ‘¿Qué apostamos?’ o ‘El Gran Juego de la Oca’. Eran programas de gran presupuesto, desorbitado, pero de una gran calidad. Programas que después de 20 años siguen siendo recordados. ¿Qué tenemos ahora? Fresquito de noche en pleno julio, tropecientos canales, programas de cinco euros el puñao y mierda, mucha mierda en pantalla. Demasiada.

Son pocos los canales que se salvan, o pocos los programas que escapan dentro de canales que están perdiendo el Norte. TVE es buena. Está apostando por series de gran calidad y cuyos presupuestos se acercan a los de los programas que en su día hicieron historia. El problema es que se les está acabando la pasta, si es que no la han agotado ya, y la vaca ya no da más leche. Antena 3 se ha lavado últimamente la cara y apuesta fuerte por programas concurso bastante resultones y por series de altos vuelos (y me refiero a ejemplos Hispania, no a castañas baratas adolescentiles con actores entre comillas como Física o Química), quizás copiando un poco el modelo que a TVE tan bien le ha venido. La Sexta tiene potencial, pero está ahora mismo como cinco millones de españoles: parada. Muerta de asco. Echada a las repeticiones y a la producción ajena. Cuatro ya no es lo que era. Y todo porque han puesto en ella sus zarpas los directivos de lo peor de la televisión de este país. Lo peor, y curiosamente lo más visto.

La pongas a la hora que la pongas, está de mierda que no puede más. A lo largo de la década ha mezclado mierda con programas semidecentes, con series semidecentes, con informativos semidecentes. Pero ha cedido y ha adquirido una personalidad que se le veía venir a kilómetros. Desde que Gran Hermano (experimento sociológico) se convirtió en Gran Zángano (fracaso experimental). Habrá a quien le guste, yo no digo lo contrario, y si quiere defenderla que se abra un blog o que use el tablón de comentarios abajo accesible. Pero este es mi blog y a mí no me gusta el Circo, no como me lo plantean. Y por eso hoy toca desahogarme contra la cadena de los italianos.

Sometamos a una persona normal a un día viendo la madre de las cadenas de Mediaset. Comenzará deleitándose con las desgracias más sangrientas, los colaboradores más plumíferos, la “actualidad” del “corazón” que ellos mismos inventan y lo peor de una otrora periodista en condiciones AmaRosa Quintana. Probablemente, si esta persona a la que estamos torturando se levanta de la silla para ir a mear (o a vomitar, si su gatillo quimiorreceptor no aguanta más) se lleve en el oído la cacofonía del show de Miss Yo-Yo-y-solamente-yo, del mismo modo que te llevas un pitido en las orejitas cuando sales de un tugurio de música chirriante. Porque no hay otra cosa en ese programa: un montón de zorras venidas a menos del Gran Zángano y un montón de musculitos lamechochos, todos cacareando al conjunto. Nuestro pobre mártir intentará enterarse de algo, pero continuamente todo será un incesante ‘bla-bla-bla-bla-quéguapavienes,AR-bla-bla…’.

Acabará el programa de la que tiene su propia revista y empezará una obra de teatro que ni cobrando yo iba a verla. Mujeres, hombres, Pipi Estrada, silicona, y una presentadora que introdujo la telebasura (con permiso de Crónicas Marcianas) vespertina en nuestro país sin darse cuenta, cuando su programa ‘A tu lado’ fue degenerando y pasó de ser el abuelo de España Directo a ser el predecesor de Sálvame. Resulta sorprendente que quede gente en este mundo que crea real los numerazos – porque son numerazos – que montan en ese programa. ¿Qué se nos va al traste la trama? ¿Qué la audiencia se aburre? Pues vamos a inventarnos que la tronista ha pillado a un candidato en una discoteca de Madrid comiéndole la boca, curiosamente, a otra concursante del programa, y, curiosamente, delante de las cámaras del programa. Si los diccionarios llevaran foto, aparte de no incluir el término ‘tronista’, que no existe y que de hecho es una patada a uno de estos libros, al lado de la palabra ‘sordidez’ aparecería un pantallazo de cualquier momento del programa.

Dejemos el siguiente espectáculo teatral de la parrilla – ese programa de juicios en el que todo se ve TAN natural – y pasemos a los informativos. No sé, no entiendo, no imagino cuántos millones habrán pagado al ex de TVE, un tío que parecía inteligentísimo, para sentarse en la mesa de los Informativos de semejante cadena. Ya en 2002 pudimos intuir que en la televisión de las mamachichos los informativos acabarían tirando por la vía del «terrible, apocalíptico»: sin cortarse un pelo, emitieron íntegra la decapitación de un periodista del Wall Street Journal a manos de un grupo de terroristas islámicos, sin previo aviso, a la hora de comer. Hace no mucho, también emitieron íntegro el video del linchamiento mortal, igualmente en un país radical árabe (¿dónde si no?) de una mujer por haber cometido adulterio o qué se yo. De nuevo a la hora de comer. Si te mola el morbo, déjate de ir al cine a ver Saw (inserte número aquí): dale al cinco del mando a la hora de comer, y disfruta.

Y llega el plato estrella, el postre que toda comida debería tener. Y digo yo, ¿quién me salva a mí de semejante zoo? Dos mesas llenas de víboras, pocas o ninguna carrera universitaria. A la cabeza, el hombre que a todo esto llama neorrealismo televisivo, como si todavía tuviéramos que darle las gracias por chabacanizar al personal, por fomentar el cotilleo y el cuchicheo sobre el vecino, por decir perlitas en horario infantil saltándose una y cien veces las normativas televisivas, limpiándose el culo con cualquier libro de estilo televisivo. Le secunda las gracias la que quiere ser primera: la princesa del pueblo (no se de cual, pero del mío no), la que, diga lo que diga, ha llegado donde ha llegado por follarse a un torero (El Jueves no nos ha sacado de dudas esta semana). Ya puedo yo estudiar la farmacología cardiovascular, la toxicología del cadmio o de qué se compone un inhalador. Ya puede mi padre poner ladrillos. Ya pueden unos y otros llenar columnas de periódicos o hacerse siete másters en comunicación audiovisual. Ya nos podemos partir el cerebro o la espalda cualquiera de nosotros, el pueblo llano. Que los dos millones de euros que cobra el marrajo este por año por insultar y soltar cuatro lágrimas en la tele no los vemos nosotros ni en pintura renacentista. No hay cuatro horas en este país que me den más vergüenza ajena que esas. Ocho los viernes.

Y es que se retroalimentan. Ellos mismos crean sus propias polémicas. Hacen programas que se meten con otros programas de la misma casa. Y tanto les importa que se llame ‘Qué tiempo tan feliz’ (¡qué coño haces ahí, Mari Tere!) como que sea un programa de zapping: si algo les ha ido bien, si algo se ha pasado de chabacano y los morbífagos de este país han respondido con un subidón de audiencia, lo estiran como un chicle hasta que les revienta en las manos. Y para muestra, el ‘hijaputa’ que le soltaron a la vallisoletana pedante del gran hermano, probablemente tan premeditado como todo lo que sale de este toilet gigante. ¿de qué habla AmaRosa? De Aída. ¿Y Mari Tere? ¿De tiempos felices? No, de Aída. ¿Y los programas de zapping? De Aída. ¿Y Enemigos Íntimos? De Aída. Y como donde va Vicente va la gente, las revistas y portales online de televisión… adivinen de quién hablan. ¿de los últimos avances en investigación contra el cáncer? ¿del Festival de Teatro Clásico de Mérida? ¿De lo bien que va este país?

Pues va a ser que no.

6 comentarios:

Mammen Moon dijo...

Suelo estar de acuerdo contigo en todo (o casi)... pero con este post LO BORDAS.
TeleCirco: todo por la audiencia.
El problema es cuando un medio de comunicación se preocupa más por el negocio que por comunicar. En fin.

PD: En las enciclopedias debería decir: ''B.Esteban: el polvo más fructífero de la historia''

Unknown dijo...

Y enzima un polvo no es una actividad obligatoria carmen, que hasta disfrutó con ello!! Lo dicho, no quiero verte de payasa bajo la carpa de Vasile eh, ni se te ocurra!!! Y bueno, de la Esteban qué vas a esperar... una mujer a la que le preguntaron que qué tal le sentaba ser icono gay, y respondió que de eso nada, que ella no era ni un cono ni una pirámide...

Lady Nemo dijo...

No veas qué mal me ha sentado. Había escrito un comentario fantástico (y fantásticamente largo xD) dándote la razón en todo... pero el maldito google me lo ha borrado ¬¬ En fin, la versión reducida viene a ser:

1. Yo casi no veo la tele, y me alegro muchísimo de no saber la mitad de gilipolleces que se cuecen por ahí.

2. Aun así, más de una vez he tenido que tragarme alguna de esas bazofias (gracias, tía y abuela queridas), y tu descripción no podría ser más acertada.

3. Quiero recalcar un detalle que comentas y que suele pasar desapercibido: los efectos negativos que ejercen esos "espectáculos" sobre la población. Desde el interés por la vida del vecino para poder reírse de él y criticarlo hasta un ejemplo, por desgracia para mí, muy cercano: el que mi abuela hable de lo "lejos" que ha llegado cierta rubia de bote cocainómana sin haber dado un palo al agua en su vida mientras otr@s se matan a estudiar como si fuera algo bueno y digno de admiración.

4. Otra pequeña referencia a tu cascamiento de rabias del principio: ¿cómo no va a estar todo lleno de canis y chonis si no hay ni un puto programa adecuado para los niños? Sin entretenimiento dirigido a ellos, acaban metiéndose donde no deben... y luego nos quejamos...

En fin, creo que eso es todo. Gracias por seguir comentando de todo un poco en este pequeño gran blog. Besos.

Unknown dijo...

es mejor apagarla hasta que mammen se decida a mejorarla en el futuro!! De esto hemos hablado tu y yo ya, sabes que no veo mucho la tele pero escaparse de oir el nombre de la marraja esa es dificil...

Mammen Moon dijo...

Realmente, es frustrante que tantos hayan conseguido tanto sin merecerlo, mientras otros se están dejando la piel y no reciben ni la milésima parte de reconocimiento (no lo digo por mí).
TeleCirco y otras tantas sólo contribuyen a cebar la cultura de la holgazanaría y la falta de esfuerzo; cuanto menos hagas y más consigas, más guay eres, tío.
En fin...

Unknown dijo...

La pregunta es, mi querida mammen: qué podemos hacer? y temo que la respuesta sea 'poco'...