sábado, 4 de diciembre de 2010

Queridos Reyes Magos...

...Seguro que no sabíais de mí desde hace mucho tiempo. No se si desde que perdí la inocencia o desde que me aparté de la Iglesia fundada por el chaval al que no tuvisteis otra cosa mejor que llevar que oro, incienso y mirra (cutres). O eso, o desde que me enteré de que no existís. Y es que no me gusta la gente vaga (trabajar un día al año y encima de mentira, es criminal, compañeros, ni los controladores aéreos...). O desde que he crecido. Como todos los mocosetes, os escribía cartas llenas de ñoñeces... y de nombres de juguetes, claro. Y me pasaba todas las putas fiestas esperando que llegara el día seis de enero, le dierais al camello la leche que os dejaba debajo del árbol, para que me dejaseis los regalos y os largarais hasta otro año. Jugaba con ellos un rato, los mandaba a tomar por saco... y hasta el siguiente 25 de diciembre, fun-fun-fun. Ahora que se que sois el fruto de alguna fumada mente de finales de la Edad Antigua, las fiestas que se aproximan me dan asco, me saben a nostalgia, de la que duele. Ahora entiendo eso del espíritu navideño: esperar hasta que vengan los reyes, después mueren las navidades y su espíritu. Sois consumismo. Sois mentira. Y para rematar lo único que me venís trayendo estos años son exámenes. Y apuntes para que estudie. ¿Tan mal me he portado? ¿No os valía con unas cuantas lascas de carbón?

Pues resulta que he crecido, vaya. Y que esa es una de las razones por las que he desaparecido de vuestra lista, imagino. Y es que perdí la fe en muchas cosas, sobre todo en ilusiones de críos. Perdí la fe en Cristo, la Virgen, la Paloma, el Omnipotente y toda la cohorte de santos, santas, monjas, monjes, benditos, benditas, beatos, beatas y mártires de la que se rodean. Esos de los que fui tan seguidor cuando era un criajo. Cuando creía en vosotros. Cuando me la metieron doblada. Cuando me engañaron como a un guiri en Chipiona. Perdí la fe en el Ratoncito Pérez. Perdí la fe en que mis padres lo podían todo. Perdí la fe en jugar. Perdí la inocencia, en resumidas cuentas. Ahora digo lo que los del mediamarkt: ya no soy tonto. Y aún así, quiero que me conozcáis mejor. Para que os deis cuenta de cómo es un niño cuando crece, de lo que os tiene que decir. Y aunque os pese (60 kilos), me voy a sentar encima de vuestras rodillas, que creo que tenemos que hablar.

Aun faltando más de tres semanas para las uvas, y aún a riesgo de hacer el gilipollas, voy a decir que este ha sido un buen año para mi. Uno de esos que entran directamente en el top five de los mejores años de la vida.  He conocido gente nueva, afianzado lazos con los que ya conocía, deshecho relaciones con individuos por los que siento indiferencia (nunca odio, es un sentimiento y como tal no merece enfocarlo a alguien que no vale la pena), he aprendido a respetarme, a respetar y a darme a respetar... Y he superado con toda garantía los daños y los errores del pasado. Y no se piensen ustedes, mis barbudos amigos, que uno es perfecto / le va perfectamente. Porque tengo mis defectos y mi vida tiene agujeros, como cualquiera y como la de cualquiera. Y os prometo luchar por cambiar unos y tapar los otros (los agujeros, digo), a ver si así veis que me porto bien y para el que viene la carga de exámenes no es tan penosa. En mi familia todo va mas o menos bien (y que dure). En lo académico, todo estupendo. Os pediría que lo dejaseis todo así. Bueno, que mejoraseis todavía más la situación. Pero prefiero no hacerlo, me es más divertido luchar por mis intereses por mí mismo que juntar las manos o pedírselo a los reyes. Y si me caigo, ya me levantaré yo solito, gracias.

Pero como pedir es gratis, y como ya he dejado claro que por mí lucho yo... voy a pedir por los demás... y por algunas otras cosillas. Vamos a empezar por las fiestas que se nos aproximan. Primero que nada, ponerle un bozal a Ramón García. Que si puede ser, no lo veamos por televisión dando las campanadas, que los 90 - por desgracia en cierto modo - ya quedaron muy atrás. Y sé que lo ha sacado un año más, pero os pediría por favor que mis retinas no tuvieran que soportar la horrorosa visión del calendario de Ana Rosa Quintana otra vez. Y que el día de la lotería - que como todos los años, no me va a tocar - se produzca un corte de luz general y que los que la ganen no nos lo echen en cara al resto. Y que el rey pronuncie bien o, en su defecto, que haya un segundo apagón a las 21,00 la noche del veinticuatro. Que Juan y Medio vaya a tocarle los huevos con las bromas manidas y petardas a Rita la Cantaora. Y por lo que más queráis... ¡que la puñetera Esteban no nos de la brasa con las campanadas, por favor! Todo esto hará que me centre más en los estudios y que pueda hacer que la Navidad se convierta en un simple, neutro, aburrido y largo Periodo de Preparación de Exámenes en el que uno o dos días cenes con la familia (lo único bueno de esta puñetera fiesta, que bien podría hacerse en cualquier otro momento del año y bajo otro contexto). Eso respecto a la chapa que me van a meter unos y otros - y que ya viene metiendo El Corte Inglés desde bien atrás - con la puñetera navidad.

Ahora la gente que quiero. Y empiezo con una promesa. ¿Podríais curarle el pie a Carmen? La pobre criatura tiene un buen calvario a las espaldas, me dice que nadie la respeta en las aceras, como si fueran la M30 en hora punta. ¿Y qué tal si hacéis que el grupo de Kate vaya bien? Seguro que le hace ilusión y le devuelve la ilusión por muchas cosas. ¿Y por qué no habláis con cupido y le decís que deje de hacer el gilipollas cuando dispare las flechas? A gente de mi grupo de Salud Pública y a otros de clase - me incluyo, nunca se sabe - les (nos) vendría bien que el angelito de los cojones apuntase bien y no les (nos) hiciera enamorarse(nos) de personas que no les(nos) convienen/corresponden. A todos esos amigos míos - no voy a dar nombres - que tienen una auténtica paja mental en la cabeza, haced que acaben de correrse de una puñetera vez. Más que nada porque así dejan de hacerse la paja y se les aclaran las ideas. Más cosas: que mi familia siga feliz en mi ausencia. Que todas aquellas personas con las que he compartido alegrías (los de las penas, que les den) más de 15 años, muchas de las cuales han caído en el más estrepitoso de los olvidos, puedan ser felices y encontrar su ruta. Que los más mainstream dejen vivir a los demás según su modelo de vida, y que no intenten imponer su puñetera, estándar y aburrida forma de pensar. Que Zapatero haga bien las cosas de una santa vez. Que Rajoy haga algo (es que el buen hombre se toca los huevos a dos manos). Que los puñeteros políticos, sean del signo que sean, hagan algo de una puta vez por todos los que los votamos. Que Extremadura camine. Que podamos acabar con el hambre y la enfermedad en el mundo. Que como farmacéutico pueda ayudar a mucha gente hoy, mañana y siempre, ojalá en compañía de buenos amigos y del que quiero que sea mi alma gemela (ojalá te conozca pronto, si no te conozco ya). Que este mundo siga caminando hacia el bien y hacia la felicidad de todos.

Y quizás para esto último es conveniente que vayáis cayendo en el olvido.

Os quiso: Dani.

PD: Y como no hagáis lo que os pido os arranco el coño a bocados.

2 comentarios:

Kate Lennon dijo...

Me ha sorprendido. Esperaba una carta en el sentido más tradicional, es decir, como las que escriben todos los niños pidiendo mil cosas. Por supuesto, los comentarios anticlericales me gustan. El único comentario que te haría es que, aunque asocies la Navidad con malas experiencias, no debes dejar que ésas te lo arruinen. Piensa que, al fin y al cabo, tuvo un final feliz (ya sabes de qué estamos hablando). Y en cuanto al consumismo... yo creo que cualquiera que diga que no le gusta recibir regalos ni hacerlos miente como un bellaco.

Estoy bastante de acuerdo con todo lo que pides. Nada en contra de Ramón García, pero el mundo estaría mucho mejor sin la Esteban, las tonterías de fin de año... y mejor no meternos en política, que no produce más que ira. Amén también a los cortes de luz. Ah, y me uno a la lista de fracasos de Cupido, que probablemente ya haya olvidado incluso que existo.

Por otro lado, lo de que pidieras por los demás me ha sorprendido mucho y me ha gustado. Y debo decir que se me saltaron las lágrimas al ver mi nombre. ¡Qué razón tienes con que necesito una buena dosis de ilusión/fe en las cosas! Simplemente, muchísimas gracias por pensar en mí a pesar de haber sido tan desagradable contigo en muchos momentos. Gente como tú es la que hace pensar que aún hay quien merece la pena.

Y, por supuesto, no podía faltar tu toque personal con la amenaza de la posdata ;)

Unknown dijo...

Bueno... solo añadir que lo del consumismo no es algo asociado taxativamente a la navidad. Es un pecado que cometemos todo el año, supongo. Y claro que nos gusta regalar y hacer regalos, Kate... pero que te 'empujen' a ello de una forma tan subjetiva y tan salvaje es un poco oscuro y siniestro, un tanto aborregante. Y nada, que me alegro de que te gustase. Espero que las mismas navidades nos vayan bien a todos, a ver si puede ser...