martes, 25 de marzo de 2008

Ética

Hoy comentaré algo sobre eso que he dicho muchas veces, que parece una soberana tontería, de que el bien y el mal dependen de muchas cosas. En los pocos ratos que la botánica o sus hermanastras de carrera me dejan pensan - aquellos en los que no estoy con las buenas gentes que me rodean, que por suerte no son pocas - a veces pienso en las cosas que nos rodean (¡Anda! para el que se ría de esto, a veces me gusta malgastar el tiempo en pensar). La última vez que me dio por reflexionar sobre aquello de lo que hoy hablo es cuando ese grupito de personas que se arropan bajo las siglas E.T.A. asesinó a un tal Isaías Carrasco en el País Vasco. Mientras que todos - incluido yo - se lamentaban por la muerte de una persona normal que simplemente se limitaba a desempeñar sus funciones vitales como ser humano, y por tanto, como elemento infinitesimal del ¿infinito? universo, a mi me daba por hacer algo más. Pensar en la razón de por qué esta gente hace eso. Cuál es su razón última para mandar a uno de sus componentes una mediodía lluviosa, darle un arma y pedirle disparar a un hombre cualquiera cuando su mujer y su hija se encuentran mirándole a los ojos - o a las gafas de sol que llevara puestas. Y es que a mi me gusta ponerme en el lugar de los demás cuando veo que se comportan de manera no extraña, sino, digamos, exótica, para lo que yo acostumbro a ver o a comportarme. Y efectivamente. Volviendo a mi pueblo desde Salamanca, con mi padre, en el coche y con la radio puesta, quise pensar en aquello que movió a ese ser desalmado (algún día, no se si lo he dicho, explicaré mi idea de que con alma no se nace, sino que esta se construye con cada paso que damos... ¡A ver, no tiene Homer Simpson la idea de que el universo presenta forma de rosquilla?) a plantarse en medio de la calle y volarle la cabeza (suena brutal, pero fue lo que hizo) a un hombre. Y no tardas mucho en encontrar la respuesta: ese grupo de gente, por la razón que sea, siente una enorme impotencia ante un Estado, el español, que les niega algo que ellos consideran es la libertad de un pueblo que, repito, ellos consideran oprimido dentro de nuestro país. Buscan separarse de el ya que no es afín en muchos aspectos - y hay que reconocer que, en el caso del País Vasco, existen razones varias para pensar que, efectivamente, ese lugar está aquí de pegote. España es un país mal hecho, construido durante siglos y siglos de hostias por aquí, guerras por allá, ambiciones a la diestra y ansia de poder a la siniestra (asco me da ver en historia ciertas cosas que ocurrieron, como la que montó Ramiro II el Monje, rey de Aragón entre 1134 y 1137 tras morir su hermano, Alfonso I el Batallador: a pesar de ser monje abandonó su vida monacal para contraer matrimonio y tener una hija express con la simple finalidad de casarla, con tan solo unos meses de vida, con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, quien estaba ansioso por fusionar el condado Catalán con Aragón para ver expandidos sus dominios). El euskera es la única lengua de España, y de las pocas del mundo, de las que no se conoce un origen claro. Quizás cuenten con suficientes fundamentos como para reclamar formar una nación tanto a nivel popular como legal. Y para ellos, ese asesinato fue un ¿paso? más para lograr su objetivo. Siguieron a Maquiavelo, decidieron que el fin justifica los medios, y lo hicieron. Y ellos, esta noche, dormirán con la conciencia tranquila. Porque creen que lo que hicieron está bien.

Llegando yo a esta conclusión pensé: ¿lo está? ¿qué parte de la actividad etarra, en líneas generales, está bien y está mal? Por un momento respondí a la primera pregunta con un sí. Un sí general. Y me asusté. ¿No será que me he vuelto etarra, a pesar de ser extremeño? Unos segundos después se me fue el sobresalto. Lo que hicieron no está bien. Porque hay que hacer a los demás lo que le gustaría que le hicieran a uno. Recordé el día en que, visitando la sede de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York, leí en un monumento rectangular, más bien de unos 2 metros y pico, lo que convertí desde ese día en mi única norma de vida en cuanto a comportamiento social, aunque muchas veces me la salte a la torera por ser un poco gilipollas. Mi intención hoy es defender, pese a todo, la siguiente frase:

TRATA A LOS DEMÁS COMO
TE GUSTARÍA QUE TE TRATASEN A TI
DO UNTO OTHERS AS WOULD HAVE THEM DO UNTO YOU

La frase me impactó. Investigué sobre ella y su existencia se pierde en la noche del saber. Estuvo presente en la cultura griega, fue incluida por algunos cristianos en sus enseñanzas, es una de las máximas más importantes del budismo y fue la bandera de la ética recíproca de Kant. Y es que, en cierto modo, ese postulado es inherente al hombre: los que piensan ir haciendo el bien por la vida - y buscando que se lo hagan - actúan conforme a lo que saben, obrando como piensa cada uno que estaría bien, esto es, como realmente nos gustaría que obraran para con nosotros. Claro, el que busca mal...

Y es que sería muy facil para todos vivir en un mundo en el que se siguiera esa regla a rajatabla. Pero es algo tan imposible como el que un OVNI cargado de seres verdeazulados se haga unas piruetas delante de mi casa a ritmo de la Macarena (otro tema de conversación, para otro día, sería exponer mi humilde postura ante aquellos que dicen que han visto objetos volantes no identificados). Y ello es porque nunca podremos cumplirla, ni todo el mundo, ni completamente. Así, el gobierno de España no la ha cumplido según consideraciones de los seguidores del movimiento ETA porque a ninguna nación le gusta que la opriman y la sometan a otra con la que no está identificada en mayor o menor medida. Pero, claro está, tampoco la cumplió la banda terrorista ETA porque, a excepción de algún loco (como aquel canibal aleman que, después de publicar en internet un anuncio un tanto peculiar, pactó con otro señor el cortarle el pene y comérselo juntos cuan salchicha de Frankfurt - qué curioso, eran de allí - y que después no pudo parar hasta el punto de matarlo e ingerir, día sí, día también, su carne hasta un total de 20 kilogramos), a nadie le gusta que le hagan lo que no quieren, en este caso, que te asesten cinco disparos en toda tu geometría para dejarte arrastrando por los suelos como si fueras un colador. Si ambos siguieran la norma, ETA dejaría de matar y buscaría un modo decente de hacer realidad sus aspiraciones, que ya he dicho que en ningún momento dejan de estar fundamentadas - al menos para mi; y el gobierno español, sin ningún tipo de miramiento, permitiría al pueblo de este lugar elegir sobre su futuro político y legal de forma limpia y noble. Y un conflicto solucionado. Y, por ende, un problema menos.

Siempre habrá, por otro lado, quien te diga que esta norma no vale una mierda. Esta norma es como una fórmula matemática. La tienes ahí, guardadita, hasta que se te presenta la variable o variables dependientes. Entonces coges tu norma, sustituyes, y obtienes el resultado (bien o mal). Pues eso es lo que vamos a hacer. La primera aplicación dudosa de esta norma la podemos hallar un par de líneas más arriba. Me estoy refiriendo al caso del canibal. Antes que nada, hay que hacer un pequeño inciso: uno mismo también es objeto de su propia acción en ocasiones, con lo cual obrar mal - hacerse daño - para con uno mismo, ya sea psicológico o físico, también es obrar mal en sentido neto. Dicho esto, tenemos lo siguiente:

VARIABLE INDEPENDIENTE: Un señor pone un anuncio en internet buscando un hombre con el que disfrutar de una sesión se sadomasoquismo extremo: comerle el colgajo a otro que aceptase de buen grado la propuesta. Y así fue.

FÓRMULA: Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti.

VARIABLE DEPENDIENTE: Hizo bien, teniendo en cuenta que ambas personas estaban de acuerdo (*). A nivel social se trata de algo denigrante (según la Real Academia de la Lengua Española, que deslustra u ofende la opinión o fama de alguien) para las personas implicadas, ya que han cometido un acto verdaderamente atípico y desagradable a ojos de los nos gustaría ni por asomo ver a este señor acercándose a nosotros con unas tijeras de podar troncos. Pero como a los implicados eso ni les importa ni les daña...

Aplico la norma, obtengo respuesta, me digo: que hagan lo que quieran. Y me callo. Pero que nadie se asuste. La norma puede aplicarse más veces considerando otras variables relacionadas:

VARIABLE INDEPENDIENTE: Dos familias - si es que las hay - se ven afectadas ya no solo por la pérdida de dos seres queridos, sino por el escándalo social internacional que provoca la noticia ante la extrañeza del acontecimiento.

FÓRMULA: Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti.

VARIABLE DEPENDIENTE: Hicieron mal. No consideraron a las personas a las que iba a afectar de forma indirecta la actividad.

Pues aquí está. Tenemos un choque entre dos resultados diametralmente opuestos para una misma fórmula. El quid de la cuestión, que salva de nuevo la validez de esta norma, es que un juicio sobre una obra no tiene el por qué ser blanco o negro, pues puede ser gris. Se concluye entonces en que hicieron bien - como se que para gente muy conservadora esto suena desagradable, diremos no hicieron mal verdadero - al estar de mutuo acuerdo en la actividad. Luego no se hicieron mal directo. Sin embargo, hicieron mal por las consecuencias indirectas de su obra. Surge, para muchos, un nuevo problema. Hay gente que tiene aversión al gris. Y quiere blanco o negro. Esta regla, por tanto, no le sirve. La ve tibia, un poco inútil. Quizás la solución que salve de nuevo de la quema a este fragmento de saber milenario esté en profundizar en la variable independiente indirecta, la de los familiares. Veámoslo desde el punto de vista de esta gente - si es que existe. Por ejemplo, de un hermano de cualquiera de los dos sujetos amantes de la gastronomía contemporanea.

VARIABLE INDEPENDIENTE: Siento una pena enorme por haber perdido a mi hermano, y no me encuentro agusto, no estoy como quería. Además, cuando voy por la calle la gente me mira, me señala, y escucho cuchicheos soeces.

FÓRMULA: Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti.

VARIABLE DEPENDIENTE: Hace mal. No sólo es egoista al preocuparse únicamente de su dolor, sino que le preocupa el qué dirán en un momento en que eso debería sobrar. Al comedor de carne humana - y en general a todo el mundo - le gustaría que se pusieran en su lugar en una situación semejante, por extremadamente difícil que fuera, como es el caso, y que respetaran su decisión fuera cual fuera siempre que no se haga daño a sí mismo.

Con esto podemos llegar a la conclusión de que la variable dependiente indirecta depende también del punto de vista del afectado por una actividad. En la mayoría de los casos el daño que produce es psicológico y depende ya de la persona, que en muchos casos hace mal. Antes de que nadie me llame bruto y me ponga de vuelta y media, pongamos por caso otro ejemplo mucho más común en nuestra sociedad, y ya de paso mucho más suave.

VARIABLE INDEPENDIENTE: Una joven decide hacer una carrera que a su padre no le gusta, por ejemplo, Filosofía. El padre lleva realizando preparativos para que su hija estudiase Arquitectura desde que tenía doce años. Se siente dolido y considera que su hija es la vergüenza de la familia, al no seguir con una profesión de varias generaciones entre los suyos.

FÓRMULA: Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti.

VARIABLE DEPENDIENTE DIRECTA (La hija, sobre quien recae la acción y consecuencias de elegir una u otra carrera): La chavala hace bien. No solo porque escogiendo una carrera que le imponen desde arriba y que realmente no le gusta va a condenarse a una vida traumática e incómoda y, por tanto, se hará daño a sí misma; sino porque ha decidido por sí misma el camino que seguirá en su vida, y eso aumenta su autoestima y la hace más segura.

VARIABLE DEPENDIENTE INDIRECTA (El padre, a quien la elección de una carrera u otra afecta de modo indirecto, ya que no es el quie la hace): La chavala hace mal, pues ha causado daño a su padre y quizás a algún otro miembro de la familia.

Ahora, si convertirmos al objeto indirecto del caso anterior - el padre - en protagonista de su acción...

VARIABLE INDEPENDIENTE: El hombre se siente herido por la decisión de su hija. Considera una deshonra para la familia que su única hija no siga con la saga de arquitectos que desde antiguo comenzaron sus antepasados. Se preocupa más de lo que dirán en su buffet de arquitectos los padres cuyos hijos, de la misma edad, empezarán este año esa carrera. En ningún momento se preocupa de los sentimientos de su hija, y si lo hace, es para considerar que con Filosofía no vivirá la vida con calidad económica suficiente para estar a la altura de su padre.

FÓRMULA: Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti.

VARIABLE DEPENDIENTE: El arquitecto hace mal. No está considerando los deseos de su hija. A nadie le gusta que realicen imposiciones sobre su vida, ni tampoco trabajar en un empleo que no desea y destrozar la única vida que tenemos.

El padre debería reconsiderar su posición porque, al recibir daño indirecto, está haciendo daño directo a su hija al considerarla como la oveja negra de su estirpe. En conclusión, en la mayoría de los casos, el daño indirecto, psicológico, es fruto de las convicciones sociales de la persona afectada, y, aplicando la regla sobre ella, se obtiene como resultado que ella también hace mal. Por lo tanto, se trata de un daño fantasma que puede ser corregido y que la propia persona afectada podría corregir si quisiera.

Después de este batiburrillo que acabo de escribir, voy a dedicarle mis últimas palabras a alguien que se oponía a mi norma (que a estas alturas ya podríamos decir es Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti y evita causar y causarte daño directo con tu acción) poniendo por caso el de un hombre X (¿existe mejor letra ahora para representarlo? Ya verán como no) a quien le gustase dar por culo (vaya cositas que oigo), pero al que no le gustaba que se lo hicieran. Según la persona que me lo dijo, el señor del ejemplo no podría disfrutar de ese placer porque a el no le gustaba que se lo hicieran. La norma, en este caso, está mal aplicada porque se queda en el hecho y no profundiza. Verdaderamente son dos cosas distintas para muchos el hacer eso de hombre a mujer que de mujer a hombre (o de hombre a hombre, como creo que era el caso). Lo único que tienen en común ambas cosas es que son formas de practicar sexo. La regla entonces sería la siguiente.

VARIABLE INDEPENDIENTE: Nuestro individuo X no da placer anal a su pareja de turno - a la que suponemos le va meterse en esos barrizales - porque no le gusta que le den placer anal.

FÓRMULA: Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti.

VARIABLE DEPENDIENTE: Mister X hace mal porque no está dando placer a su acompañante de cama (o de coche, o de cuarto de baño de discoteca, o de esquina, o de tumbona de playa...) cuando a el le gusta recibir placer, aunque no sea de ese tipo.

En este caso, podría finalizarse en que mister X debería dar placer sexual en la cama porque es lo que le gustaría que le dieran, así como tiene que evitar prácticas sexuales que, aunque a el le gusten, no sean bien vistas por su pareja; como a el no le gustaría que realizaran sobre sí una práctica anal, que no le gusta. Sólo eso.

Con este raro ejemplo me despido hasta la siguiente paranoia. Espero que les haya servido de algo, y que consideren esta norma cuando traten a los demás. Es lo que me gustaría a mi, claro está...

Hasta otra!!

(*) El canibal no hizo mal, según la norma, mientras actuó dentro de los límites del pacto que acordó con el otro tio por internet. El matarlo después no creo que entrara en el pacto, por lo que ahí si que obró mal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmm me gustaría poder escribir como lo haces tú. Encontrar las palabras adecuadas para cada cosa. Ojalá la gente reflexionara un poco más en este mundo. Esto vale pa todo lo q he leido, hubiero podido poner el comentario an cualquier lado.
Saludos y no pares q es bueno escribir :)